En junio, a punto de comenzar las vacaciones, el claustro del colegio fue convocado para anunciar el nombramiento de Mikel Elía como nuevo director de Gaztelueta.
Trabajaste como profesor en Gaztelueta hace unos años… ¿Ilusionado con la vuelta? ¿Cómo has encontrado el colegio después de estos años?
Sí, muy ilusionado. Fue mi primera experiencia profesional tras terminar la Universidad y me lo pasé genial. Las instalaciones ya eran muy buenas entonces. Ahora veo que se han diseñado unos espacios educativos que facilitan la enseñanza y el aprendizaje y fomentan la creatividad, la innovación y las relaciones interpersonales. Pero lo que más valoro es volver a encontrarme con profesores que fueron mis compañeros de trabajo y padres actuales del colegio que fueron mis alumnos. También me acuerdo de algunos grandes mentores que me ayudaron a crecer profesionalmente y ahora están jubilados o, incluso alguno, fallecido.
¿Qué podemos contarles a las familias y a los antiguos alumnos sobre tu trayectoria hasta hoy?
Después de dar clase durante 5 años en Gaztelueta me fui al colegio Munabe, del Grupo Educativo COAS. Allí estuve 4 años como subdirector de Formación y 5 como director técnico. Aprendí a tener una visión más global de la educación al trabajar en distintas áreas de gobierno y formando parte de un grupo de colegios con los que hay que coordinarse. Desarrollamos en Munabe y Ayalde proyectos y experiencias pedagógicas muy enriquecedoras guiados por Ana Pérez Saitua, entonces coordinadora pedagógica de COAS, a la que también agradezco y debo mucho de lo que he aprendido sobre educación. De Munabe me fui a Pamplona para dirigir el colegio Irabia. Ahora se llama colegio Irabia-Izaga porque incluye un Infantil de alrededor de 450 alumnos; la sede de Izaga con 630 alumnas y la de Irabia con 920 alumnos. En los 14 años que he estado allí de director aprendimos de todo porque el colegio pasó de tener 700 alumnos a 2000, y ese crecimiento nos enriqueció personal y profesionalmente a todos los que formamos parte de la organización. Ya sabes lo que es estar al frente de un proyecto educativo, ¿cómo enfocas tu trabajo en los próximos años? Gaztelueta es un colegio de mucho prestigio dentro y fuera del País Vasco, con una larga trayectoria, experiencia e influencia en el mundo educativo y procuraré aportar para que continúe siéndolo.
¿Cómo definirías tu estilo de dirección?
En mi primera etapa en Gaztelueta tuve la suerte de entrenar al equipo Cadete de fútbol. Me gusta la imagen del director como un entrenador. Dirigir es educar, crear las condiciones necesarias para que los que forman parte del equipo (aquí incluyo tanto a los padres de los alumnos como al personal del colegio) crezcan como personas, se desarrollen profesionalmente, o como padres y madres, y lleguen a identificarse con la misión propia del colegio. A partir de ahí, es más fácil lograr en los alumnos los buenos resultados académicos y personales que debe conseguir toda institución educativa.
¿Vas a tener presencia en aula además de desempeñar las labores de director?
Sí. Voy a enseñar matemáticas en 2º de ESO. No es fácil dirigir un colegio sin tratar directamente con padres, profesores y alumnos.
Comienzas tu etapa como director a las puertas del 70ª aniversario del colegio… ¿de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos?
El entorno de la educación está viviendo un momento apasionante en todo el mundo. La pandemia nos ha hecho ver que somos más vulnerables de lo que pensábamos y, en concreto en España, la situación política hace muy difícil cualquier acuerdo en materia educativa que haga más sencilla nuestra labor o, al menos, no la dificulte. No obstante, mi experiencia con los responsables de Educación tanto en Navarra como en Euskadi ha sido excelente en cuanto a colaboración y entendimiento. Necesitamos una ley de educación, como dice el experto Alfonso Aguiló, “en la que quepan todos, sin descartes, con diversidad, sin discriminaciones, con equidad, sin legislar contra nadie”. En eso estamos trabajando.
¿Cuáles son los principales retos y objetivos a medio y largo plazo que debe acometer el colegio?
Sería poco prudente, incluso presuntuoso, si recién llegado pudiera decidir los objetivos del colegio. Me consta que se están siguiendo unas líneas de trabajo y ahí podré aportar mi experiencia de estos años. No obstante, todos los colegios debemos afrontar retos en cuanto a la personalización del aprendizaje, la internacionalización y el desarrollo de la competencia global, la educación del carácter y la educación emocional, la competencia cultural y artística, la educación STEAM, la digitalización, el desarrollo del pensamiento crítico y creativo, el trabajo cooperativo, la competencia comunicativa y la transformación de los espacios educativos, entre otros.
A corto plazo, ¿cómo va a afrontar Gaztelueta el curso 2021-22 con la pandemia aún vigente y el 70ª aniversario tan cerca?
Como siempre, seguiremos las indicaciones de las autoridades sanitarias y educativas, pero confío en que podamos tener un curso “normal”. Una de las enseñanzas más importantes de San Josemaría y el Opus Dei es la santificación del trabajo ordinario. Queremos pasar el curso 2021-22 y el 70º aniversario haciendo muy bien lo ordinario en el colegio y con cada familia.
Un mensaje para las familias actuales y potenciales del colegio:
Los niños crecen felices si sus padres y profesores crecen felices. En Gaztelueta van a encontrar ese crecimiento personal porque padres y colegio procuran ir siempre muy unidos y, por tanto, podrán ver la felicidad de sus hijos.
¿Y para los Antiguos Alumnos?
Siempre me ha sorprendido positivamente el orgullo que tienen los antiguos alumnos de haber estudiado en Gaztelueta. Les pediría que colaboren en lo que esté de su mano para que muchos otros alumnos puedan seguir estudiando aquí.
En lo personal, ¿qué hace el director cuando no trabaja? ¿Cómo descansa?
Viajo (poco desde la pandemia), leo e investigo, salgo en bici BTT, juego a pádel y esquío en invierno. No me he retirado oficialmente del fútbol, pero llevo 4 años sin jugar. Creo que si continúo vivo a los 90 años seguiré diciendo que todavía no lo he dejado.
De Pamplona a Bilbao… una de fútbol: ¿tiene el nuevo director corazón rojillo?
Por supuesto. He ido desde pequeño con mi padre al Sadar a ver a Osasuna, cuando no estaba ni en Primera división. Pero haber vivido en Bilbao durante casi 15 años me ha generado una simpatía especial hacia el Athletic incluidos, aunque esto es más duro decirlo en mi tierra, hacia sus jugadores navarros.
(Entrevista publicada en Gaztelueta al Día en agosto de 2021)