Manuel Cuenca dedicó 14 años de profesión a Gaztelueta; ejerció de profesor en todas las etapas, como jefe de estudios y en la puesta en marcha de uno de los elementos más valiosos de Gaztelueta, la educación personalizada, formando a los diferentes equipos docentes. Se formó en la UPV y en la Universidad de Navarra y dejó uno de los legados más entrañables para los Antiguos Alumnos, la Academia de la Lengua. Catedrático emérito de la Universidad de Deusto, hasta 2011 fue el Director del Instituto de Estudios de Ocio, un centro que puso en marcha en 1988 y que permitió introducir los Estudios de Ocio en esta universidad. Casado, tiene 3 hijos y 8 nietos en su tiempo libre disfruta de leer y viajar.
¿Qué ha sido lo mejor de tu paso por Gaztelueta? La transformación personal que experimenté al vivir durante 14 años en un contexto familiar, creativo y de superación.
¿Con qué personaje histórico te irías a cenar? Con D. Ramón Menéndez Pidal, sus enseñanzas marcaron el inicio de mi carrera de investigador.
¿Una frase que le haya dejado huella? Recuerdo a menudo una de José Manuel Tapia, “el que por su gusto corre, jamás de la vida cansa”.
¿Qué evento recuerda con más cariño? Recuerdo muchos, los últimos que me dejaron huella fueron La fiesta de la Academia de la Lengua G-1 de 1984, el Congreso Poetas del 27 con los alumnos de COU y mi despedida como profesor del centro.
¿Con quién verías un atardecer bajo el mástil? Con José Manuel Tapia, José Alzuet, Ángel Ramírez o cualquier compañero de mi época, incluidos los directores del centro.
¿Estás preparando alguna publicación? Más bien dos, una sobre las innovaciones pedagógicas que se realizaron en Gaztelueta en la década de 1973-83, y otra sobre el sentido del ocio a lo largo de la vida.