Familias, educadores y profesionales de la salud cada vez tomamos más conciencia del impacto de la alimentación y los hábitos saludables en la salud de nuestros niños y jóvenes. En Gaztelueta, trabajamos progresivamente para dar respuesta a esta realidad a través de un servicio de cocina propio que cuida a diario de cientos de alumnos entre 0 y 18 años.
Y es que, en una comunidad autónoma como el País Vasco, en la que según los datos aportados por la Plataforma por una Alimentación Responsable en la Escuela, un 72% de los comedores escolares sirven catering. En este contexto, contar con nuestro propio servicio de comedor al mando de profesionales de la nutrición y la cocina, supone sin duda un elemento de gran valor en favor del día a día de nuestros alumnos.
Integrar la gestión del comedor escolar en el plan educativo de Gaztelueta, controlando la elección de sus productos con alimentos de cercanía cocinados en nuestras instalaciones, nos permite además de un evidente mayor control de la variedad y la calidad de los productos. Evitamos así además el consumo de alimento precalentados y precocinados provenientes de cocinas alejadas de nuestras instalaciones que, sometidos a diferentes tratamientos de calor y frío, deterioran de forma importante la calidad del producto final servido a diario en nuestras mesas.
Un servicio más sostenible y más educativo
El hecho, por tanto, de contar con cocinas propias en los distintos comedores del colegio, con profesionales que diariamente elaboran los menús de nuestros alumnos, nos ayuda sin duda a lograr que nuestro servicio de comedor sea, además de un servicio más saludable, un servicio más sostenible y más educativo.
La sostenibilidad se da a muchos niveles, ya que asumimos el comedor como un espacio transformador en el que cuidamos de forma directa e indirecta que la producción, la distribución y el procesamiento de los alimentos pongan en el centro a las personas, su alimentación, su salud y el impacto ambiental de la una sobre la otra.
El componente humano y formativo
Pero en Gaztelueta el valor de contar con cocinas propias en la elaboración diaria de los menús de nuestros alumnos, no tiene solamente efecto en beneficio de la salud de sus alumnos. El componente humano, de formación y crecimiento personal es tanto o más importante que el que hablábamos con anterioridad.
Crear, como desarrollábamos en otra ocasión en otro post, espacios que educan, viene determinado, más allá de la variedad y calidad de los productos que se consumen en el comedor. Esto sucede, en este caso, gracias a un personal que se encarga de acompañar y orientar a los alumnos en la creación de un buen hábito alrededor de la mesa. El componente social de este hábito, asociado a los buenos modales, la gratitud, la interacción cuidada con nuestros acompañantes o la limpieza entre otros, es gestionada en nuestro caso conjuntamente por los propios profesionales de cocina junto con personal de Gaztelueta especializado en este tema.
En definitiva, contar con un servicio de cocina propio y equipo profesional multidisciplinar encargado de integrar el servicio de comedor en el Proyecto Educativo de Gaztelueta bajo sus pilares de sostenibilidad, excelencia y desarrollo personal, supone en gran medida otro elemento diferenciador con impacto en la salud y crecimiento físico y personal de nuestros alumnos del que nos valemos para seguir acompañando a nuestras familias en la educación de sus hijos.