¿Qué es leer? Según la RAE leer es pasar la vista por los signos de una palabra o texto escrito para interpretarlos mentalmente o traducirlos en sonidos. Pero leer es mucho más que esto. Leer es un vehículo que nos transporta a mundos mágicos, desconocidos, desarrollando la imaginación y la creatividad, perdiendo la noción del tiempo, es una fuente de conocimiento, es una activación de las emociones, es un medio de entretenimiento, relajación, distracción y disfrute. Fomentar el gusto por la lectura supone por tanto, un reto importante en nuestra tarea como educadores.
Sabemos que la lectura favorece el desarrollo psicológico y afectivo en los niños, y les permite experimentar sensaciones útiles para aprender y madurar, además de mejorar su capacidad lingüística, es por esto que, tanto en casa como en la escuela, padres y educadores, jugamos un papel esencial en crear hábitos para fomentar el gusto por la lectura y asentar los cimientos del futuro adulto lector.
Decía Borges, célebre escritor, que “el verbo leer, como el verbo amar y soñar, no admiten el modo imperativo”. No podemos obligar a leer a los niños, ese no es el camino. Hoy en día las pantallas se están anticipando a los libros, cerca del 40% de la población española admite no leer nada o casi nada. Con este panorama es difícil afirmar que el gusto por la lectura es una de las acciones que más beneficios puede reportar a los más pequeños y a la que más provecho se le puede seguir sacando en la edad adulta. Pero es que es una realidad.
Por todo esto, y creyendo fehacientemente que tenemos y podemos hacer muchas cosas, a continuación, expondremos una serie de consejos o trucos que nos pueden ayudar a padres y educadores a fomentar el gusto por la lectura de nuestros hijos y alumnos.
La obligación a leer no es un buen camino. Se le debe dejar que él mismo seleccione los libros que quiere leer. Podemos proponer libros que alimenten su curiosidad, y que sean adecuados, pero en ningún momento se les puede prohibir u obligar a leer un libro u otro. Hemos de ser asertivos y usar refuerzos positivos para incentivar a leer. Imponer que lean supone que el niño odie esta actividad, no lo verá nunca como un momento agradable o como una afición. Si un libro no le gusta, no hay ningún problema que lo deje y busque otro.
- Entender la lectura como un juego.
Una gran dificultad a la hora de fomentar el gusto por la lectura ha sido que los libros siempre han estado relacionados con el mundo académico. Enseñar la cara amable y lúdica de los libros y dejar que el niño acceda al mundo de la lectura por su propio pie es la mejor manera de favorecer su inquietud por la misma. Leer debe ser un acto placentero.
- Usar para leer espacios creativos.
Es recomendable dejar de lado el escritorio de habitación y buscar lugares que alimenten la imaginación y la creatividad. Muchos niños disfrutan, por ejemplo, leyendo en la cama, o lugares secretos que tienen dentro de su casa o habitación y eso estimula aún más su imaginación.
- Establecer un hábito diario de lectura.
Buscar un espacio y un tiempo diario para que el niño lo dedique a la lectura, por ejemplo, antes de ir a dormir o justo después de la merienda. Crear una rutina y hacer que el niño relacione ese tiempo con el goce y el disfrute, es la mejor manera de potenciar el gusto por la lectura. Diferenciar entre una rutina tediosa y el hábito, generando espacio en casa o en el aula para que todos lean. Este espacio debe ser sistemático, vale decir, todos los días, en el mismo horario. Los estudiantes se percibirán como lectores, visión que los acompañará en su adolescencia.
- No cerrarnos a la lectura digital.
La lectura y el mundo digital están cada día más y más ligados, con la llegada de las tablets y los móviles llegaron los libros interactivos en los que el niño construye su propia historia. Hay que tratar de adaptarse a las nuevas tecnologías y considerar que pueden convivir el libro en papel con el libro digital.
- Fomentar el goce y el disfrute.
Para los más pequeños, que aún no saben leer, es muy relevante fomentar el gusto por la lectura. Leerles cuentos, dramatizar las historias. Una idea es leerles cuentos que capten su interés, que ellos vean que es parte de un libro. De este modo tendrán interés por buscar las historias por su cuenta. La lectura puede ser vista como una manera de disfrutar y se tiene que desterrar la idea extendida de que la lectura es una forma de ocio solitaria. Hacer excursiones al campo para leer, ir al parque o aprovechar los domingos por la mañana para leer todos juntos en el sofá son pequeños gestos que tanto grandes como pequeños disfrutarán y que nos ayudarán a fomentar la lectura en casa.
- Interesarnos por su lectura.
La mejor manera de involucrarnos en las lecturas de nuestros hijos es interesarse proactivamente por los títulos, personajes y géneros favoritos de los mismos. Interesándonos por sus lecturas alentamos a nuestro hijo a continuar leyendo y a sentirse apreciado.
- Impulsar su imaginación animándole a escribir sus propias historias.
Con la lectura la imaginación se dispara y la mejor forma de dar salida a esta creatividad es promoviendo que el niño se siente a escribir. Además, con este tipo de actividades, los niños mejoran otros aspectos como la creatividad, la gramática y la ortografía, haciendo de su aprendizaje algo didáctico e interactivo.
Predicar con el ejemplo y leer, y que nos vean leer crea vínculos. Nos imitan. El ejemplo es la mejor manera de promover el gusto por la lectura de los más pequeños. Los niños buscan ejemplos en los que fijarse y los primeros modelos a seguir se encuentran en casa, no solo en los padres, sino también en los demás miembros de la familia.
- Hacer una biblioteca en casa o en el aula.
Buscar un lugar que sea accesible, sencillo, así no depende tanto del adulto. O ir a la biblioteca municipal a escoger algún libro, a investigar, a palpar un ambiente lector. Visitar una librería. Cuando viajemos llevar siempre algún libro. En definitiva, hacer de todo una alternativa de ocio más.
Probablemente habremos escuchado o leído muchos de estos consejos, seguramente haya más, unos nos servirán y otros no, pero lo que está claro, es que un niño que lee será una persona libre para siempre. Y ese será el modo más eficiente para que comprenda la variedad de situaciones, posibilidades y conductas que ofrece la vida. Eso le dará al niño más tolerancia, y al comprender cómo piensan otros, lo hará más respetuoso y solidario.
Como decía W. Somerset Maugham, “Sabes que has leído un buen libro cuando al cerrar la tapa después de haber leído la última página te sientes como si hubieras perdido a un amigo”.
Raúl García es profesor de Primaria en Gaztelueta, psicólogo, pedagogo y logopeda