Los accidentes infantiles en el hogar son una de las principales causas de muerte y enfermedad en la infancia en todo el mundo y en especial en nuestro medio, por lo que constituyen un problema de salud pública. Cientos de miles de niños fallecen cada año a causa de lesiones no intencionadas y son millones los que sufren sus secuelas.
Además, los diversos riesgos a los que pueden estar expuestos los niños, en la mayoría de los casos, son evitables, y es la curiosidad natural de los más pequeños, su afán de experimentación sin noción de peligro y su tendencia a imitar a los adultos, lo que les expone en mayor medida a sufrir accidentes.
Por estas razones, la prevención constituye a día de hoy la medida más eficaz para evitar la morbimortalidad de las lesiones no intencionadas en la infancia, y su divulgación es tan importante o más que su tratamiento. Como bien dice el saber popular, mejor prevenir que curar. ¿Y cómo podemos prevenir? Para prevenir los accidentes infantiles en el hogar, es necesario, por un lado, proteger el ambiente del niño eliminando los elementos que pueden lesionarlo, es decir, convertir nuestra casa en una casa segura. Por otro lado, proporcionarles a nuestros hijos información y educación en estos aspectos, siempre teniendo en cuenta su capacidad cognitiva.
5 tips para la prevención de accidentes infantiles en el hogar:
1. Los ahogamientos y atragantamientos: nuestros dos grandes enemigos. Si bien todos conocemos cuáles son las situaciones de riesgo, todos los años tenemos que lamentar casos de niños que han sufrido un ahogamiento en bañera o piscina, o un atragantamiento. Es fundamental no dejar al niño sin vigilancia, aunque nos parezca que la bañera está “medio vacía”…¡pueden ahogarse en 15-20 cm de agua! y por supuesto se recomienda el vallado de las piscinas. Por otro lado, nunca dejar a los niños jugar con bolsas de plástico ni ofrecer a los menores de 4-5 años alimentos como frutos secos enteros, palomitas, caramelos… y mucho cuidado con las piezas pequeñas de los juguetes y los más pequeños de la casa.
2. Cuidado con las heridas y las quemaduras… Muchas veces no somos conscientes de ello, pero nuestra casa está llena de objetos potencialmente dañinos para nuestros hijos. Basta un pequeño vistazo para descubrir que vivimos rodeados de enchufes, cristales, esquinas cortantes, cuchillos, tijeras, mecheros así como superficies y líquidos calientes (horno, vitrocerámica, chimenea, agua de la bañera demasiado caliente…). Concretamente la cocina es el lugar más peligroso para los niños, especialmente cuando se está cocinando, por lo que se recomienda que los niños no estén presentes, así como evitar tener a su alcance esos objetos y situaciones que hemos mencionado.
3. ¡… y ojo con las alturas! Según cuál sea la edad de nuestro hijo, así también será distinto el riesgo al que se someta, pero los traumatismos son un grupo de accidentes que están presentes a lo largo de toda la infancia. En los primeros meses de vida, se recomienda prestar especial atención a las caídas desde los cambiadores, las tronas y se desaconseja completamente el uso de andadores. El niño siempre debe estar bajo supervisión pero si tenemos que ausentarnos unos instantes, es preferible incluso dejar al bebé en el suelo si es preciso. Más adelante, tampoco hay que olvidarse de las escaleras, las ventanas con fácil acceso o de las bicicletas y los patinetes. Un “mal golpe”, aunque no sea desde una gran altura o a mucha velocidad, puede darnos un buen susto por lo que toda prevención es poca.
4. Medicamentos y productos de limpieza: siempre fuera del alcance de los niños. A pesar de los sistemas de apertura de seguridad y de otras muchas medidas, a día de hoy estas sustancias continúan siendo las dos principalmente implicadas en los casos de intoxicaciones en la infancia. No olvidemos que nuestros hijos son unos exploradores natos y el olor y el color
de estos productos llaman mucho su atención. Ante cualquier caso o sospecha de intoxicación se recomienda contactar con el Servicio de Información Toxicológica (915620420), que funciona de forma ininterrumpida los 365 días del año durante las 24 horas del día y ofrecen consejo médico y resuelven todas nuestras dudas.
5. La formación y la educación, los dos grandes pilares de la prevención de accidentes. Personalmente, recomiendo a todos los padres que de forma periódica realicen algún curso sobre prevención de accidentes infantiles y primeros auxilios. Aunque nos pueda dar la sensación de que nuestro entorno es seguro y sabemos cómo actuar, estos no siempre es así y
además el conocimiento se olvida, por lo que recomiendo actualizarse de vez en cuando. Por otro lado, educar a nuestros hijos en la prevención de accidentes es también un aspecto fundamental. Explicarles educación vial, las normativas vigentes y el porqué de su cumplimiento, los teléfonos de emergencias de nuestro país, nociones básicas de primeros auxilios adaptadas a su nivel cognitivo o simplemente educar con el ejemplo.
Mercedes Rodríguez Legarreta, médico Pediatra