Son las 8.30 de la mañana en la entrada de la escuela infantil y me detengo a observar como un padre acompaña a sus hijos al colegio. Se me escapa una sonrisa al darme cuenta de que los círculos de colores, que asoman en la entrada para asegurar la distancia social entre padres, sirven en ese instante (en que la presencia de otros padres es inexistente) para jugar y saltar de círculo en círculo al mismo tiempo que verbalizan entre risas los colores en inglés. Así de simple y así de auténtico.
Algo que me fascina de esta etapa es que cualquier acción, juego o actividad es una oportunidad excepcional de aprendizaje. En ocasiones lo más sencillo: repartir un juguete, una sonrisa… se convierte en algo único y especial.
Partiendo de esta base reflexionaba sobre pequeñas herramientas para hacer frente a algunos cambios que un minúsculo virus ha generado a nuestro alrededor. ¿Cómo poder hacerle frente desde nuestra posición? Esperando arrojar algo de luz me venían a la cabeza las siguientes ideas:
- Ante la incertidumbre e inseguridad: Seguridad. Transmitiendo a nuestros hijos confianza, generando en ellos una sana autoestima. Todos queremos hijos seguros para hacer frente a las incertidumbres que tenemos actualmente. Para ello, será clave con nuestro hacer, transmitir tranquilidad, afecto (a raudales) a los más pequeños, estableciendo unas rutinas en casa, demostrarles con gestos y palabras lo que les queremos y, si son un poco más mayores, hablar, hablar mucho con ellos con conversaciones donde puedan también manifestar cómo se sienten y expresar sus preocupaciones sintiéndose escuchados.
- Ante la complejidad: Sencillez. Lo importante es lo importante y lo demás sobra. O en palabras de S.Covey “Lo importante es que lo más importante sea lo más importante”. Materialmente nos hemos dado cuenta de muchas necesidades que nos habíamos creado. Veamos esta situación como una oportunidad magnífica de volver a empezar y de disfrutar de las cosas pequeñas. Cualquier plan está sujeto a que pueda suspenderse en el último momento: de nuevo, aunque a todos nos cueste, no olvidemos que puede ser un escenario para educar en la reciedumbre, intentando demostrar que no vale la pena caer en la queja. Queremos hijos resilientes, con capacidad de superar la adversidad, que toleran cualquier frustración y que tienen capacidad de espera.
- Ante la ambigüedad: Franqueza y transparencia. Qué importante decir la verdad siempre, afrontando los problemas de frente, manteniendo cuanto antes una conversación difícil…
- Ante la distancia social: Amistad verdadera. El colegio es un agente socializador fundamental, aspecto vital y muy necesario para nuestros hijos/alumnos, aunque actualmente funcionen en diferenciados grupos burbuja. A pesar de que por prudencia y precaución en estos momentos las relaciones sociales sean en grupos reducidos podemos idear, siendo algo creativos, modos de salir al encuentro con los demás: llamadas de teléfono, videollamadas…o incluso, por qué no, descubrir, aunque para algunos parezca anecdótico, que el correo postal sigue funcionando.
- Ante posibles confinamientos: Responsabilidad. Será clave y un modo también de salir de nosotros mismos. Aprovechemos también el tiempo que estemos en casa para poder hacer mayor hincapié en que nuestros hijos se impliquen en colaborar y ayudar a través de encargos, fomentando la autonomía desde pequeños… En este punto también resaltaría la importancia de ser responsables con el uso de las pantallas y dispositivos móviles que tenemos estableciendo un buen uso de la tecnología y unos horarios adecuados en función de cada edad.
- Ante la crispación y malestar: Optimismo y agradecimiento. Si tenemos salud a nuestro alrededor qué importante enseñar a nuestros hijos ser agradecidos, verbalizándolo, pensando también con ellos qué puede estar en nuestra mano para mejorar nuestro entorno, por pequeño que sea y descubrir y asombrarnos de la belleza escondida en la ayuda de unas personas a otras, la valentía de todo este tiempo de sanitarios, reponedores y un largo listado de profesionales.
Decía A.Einstein que “Es en medio de la dificultad donde reside la oportunidad”. Obviamente, no es una tarea sencilla y esta pandemia va a marcar un antes y un después. El ejemplo que ofrezcamos como padres y profesores será clave. Está en nuestra mano ver con sencillez y autenticidad la oportunidad e ir a por ella.