Manuel Valdés Colón de Carvajal (Prom.1) estudió Ingeniería Industrial en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao. Tiene también varios cursos de postgrado y es agente de aduanas. Fue profesor de "la Nocturna" en Gaztelueta y de máster en el Instituto de Empresa y en la Escuela Superior de Ingenieros de Caminos de Madrid.
Empezó su trayectoria profesional con 24 años en empresas de carácter industrial y más tarde se mudó a Madrid para trabajar en el mundo de las exportaciones. En 1986 pasó a formar parte del equipo de BBVA y tras 19 años allí se jubiló. Dos años después, en 2007, junto con otros tres profesionales y amigos, creó Globaltec Desarrollos e Ingeniería, donde es Vicepresidente. A sus ochenta y tres años bien cumplidos, afirmar seguir con la misma ilusión con la que empezó hace 59 años.
Se casó con su novia de toda la vida, Maite Guinea Arroyo y tuvieron seis hijos. Maite murió hace 30 años y dejó en sus manos su mejor legado: su familia. Tiene 12 nietos, uno de ellos casado, por lo que espera ser bisabuelo muy pronto. “Peleamos mucho por sacar adelante esta familia. Ella fue siempre y todavía es el bastión de esta familia.”
Como a muchos de sus compañeros del colegio y amigos de esa época, siempre le ha gustado mucho hacer deporte. Ha sido buen jinete, nadador y atleta. Además siempre le gustó leer, afición que les inculcaban los profesores de aquellos tiempos, como D. Jesús Urteaga o José Luis Gonzalez Simancas y, en general, todos los que formaban aquel simpar cuadro de enseñantes.
"Creo que toda mi vida ha quedado marcada por los años que pasé en Gaztelueta, con conceptos y valores que han estado, unos presentes en mi vida cotidiana y otros, dormidos en mi interior, pero que han surgido cuando ha hecho falta, a veces muchas décadas después. Siempre me atrajo lo que D. Jesús Urteaga escribió en su libro "El valor Divino de lo Humano", que tiene mucho que ver con el "Sea nuestro si, si y sea nuestro no, no". El valor de la palabra dada y del compromiso adquirido. El valor de la amistad, de la honestidad y de la laboriosidad. Lo que de verdad importa; la familia, los amigos, el trabajo y en general, tratar de ser un hombre de verdad y un buen cristiano. Esta es la herencia que recibí en Gaztelueta y que me gustaría haber sabido transmitir a mis hijos".